Comencemos a ser mas dignos





¡Comencemos a ser más dignos!


    A lo largo de nuestra historia como latinoamericanos hemos ido perdiendo esta cualidad humana, y es que ser digno nos confiere una capacidad de trabajo y autoestima necesarios para la convivencia, en esta oportunidad brindaré otra forma de abordarlo.

     Como sabemos ser Digno según la RAE significa 1. Que merece algo, y hemos tomado este concepto y nos convertimos en mendigos que asumen merecer algo pero no trabajan a diario para ser Dignos de ello.

     Cuando hay Dignidad no necesitamos de nada y nos merecemos todo, por la sencilla razón que automáticamente las personas a nuestro alrededor nos valoran por lo que hacemos y finalmente por lo que somos.

     Al ser Dignos estamos entregando algo a la comunidad, bien sea nuestro ejemplo o el trabajo diáfano, con ello los otros se sienten en la necesidad de comenzar a darle importancia a ese trabajo en donde has sido coherente con un mensaje a lo largo de un tiempo, comencemos hoy a preguntarnos ¿Estoy mendigando aprecio y valoración o trabajo con firmeza y voluntad para ser digno de ello? Hasta ahora hemos hecho lo primero y el fracaso es más que evidente.

     Quizá lo que puede ocurrir es que nuestra autoestima está debilitada debido a la poco valoración que hacemos a lo propio y el exceso de valoración que damos a lo ajeno, así el latinoamericano se ha despreciado constantemente, incluso muchos de sus insultos tienen que ver con su condición de autóctono (eres un indio, soy indio para eso) con estas frases no hacemos sino quitarnos valor y con ello trabajar por ser dignos queda excluido de nuestras aspiraciones.

     Comenzamos a tener la aspiración de parecernos a modelos que no están concebidos para nosotros, los latinoamericanos valoramos los sentimientos por encima de todo, quizá necesitamos aprender que también es importante tomar las decisiones con cabeza fría, pero intentar encajar en modelos que no fueron concebidos para nuestra manera de pensar, obrar y sentir es algo que debemos considerar desde hoy.

     Tenemos grandes cualidades que son admiradas por el mundo entero menos por nosotros mismos, allí está la diferencia entre el mendigo de aprecio y valoración con el Digno de esto.

     En Latinoamérica hay enormes riquezas materiales, enormes riquezas culturales dentro de un sincretismo maravillosamente entre tejido, una de las culturas más heroicas que serían la envidia para las más grandes revoluciones culturales (Revolución francesa y el Renacimiento) además de un altruismo extraordinario debido a la condición natural del latinoamericano sobre el heroísmo, miles son las razones para que comencemos a ser Dignos pero hemos olvidado quienes somos.

     Desear ser valorados por otros es una necesidad natural de cualquier ser humano, para comenzar a revertir esta inmensa dificultad para autovalorarnos les voy a sugerir varios pasos:

1. No va a existir nadie que te valore sin que antes lo hayas hecho tú.
2. Para valorarte debes comenzar por conocerte mejor, comienza tu camino ahora.
3. Cuando conocemos de dónde venimos y quienes somos nos podemos preguntar ¿Qué deseo aportar al mundo?
4. Cuando tengo claro que quiero aportar al mundo, solamente debo trabajar incansablemente para mantener un mensaje y un trabajo honesto.
5. Al trabajar y valorarte inevitablemente vendrán los reconocimientos, recuerda que si no te conviertes en Digno de algo jamás lo tendrás.
6. Jamás desprecies tus orígenes, recuerda que si vienes de allí es por alguna razón en lugar de rechazarlo comienza a entenderlo y valorarlo.
 
     La idea es trabajar por mantenerse en un mensaje y una forma de trabajo honesta, comprender que papel quiero representar en mi historia personal, tener una meta y trabajar por ello diariamente me permitirá comenzar el camino adecuado para ser Digno de la admiración, valoración y respeto que merecemos, valora lo que tienes, no lo rechaces porque si lo haces jamás comprenderás porque naciste en las circunstancias que vives.
         

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Delimitar o limitar?

¿Criticar o cuestionar?

¿Pulso o impulso?