Tomar conciencia del Ahora mismo






Tomar conciencia del Ahora mismo
Un camino hacia la madurez emocional y espiritual

     Vivimos un mundo súper agitado, donde las demandas de los otros, que en realidad es la demanda del Yo de cumplir con los otros, nos impide estar conscientes de una realidad que existe en el “Ahora mismo”, nuestro análisis colectivo estará en esta oportunidad destinado a crear un camino hacia la madurez emocional y espiritual.

     Tomando las ideas de Eckhart Tolle “Cuando tomas conciencia de una subcorriente de quietud en la cual todo sucede”, esa subcorriente de la que habla Tolle es “Ahora mismo”, puedes tener muchos problemas antes de leer estas líneas pero “Ahora mismo” ¿Cómo te sientes?, tu respuesta puede estar ligada por una percepción de tu mente que desea volver a conectarse con lo que sentía, pero si realmente pudieras callar tu mente ¿Cómo te sientes ahora?

     La respuesta es simple, “Ahora mismo” no sientes nada, mejor dicho sientes o comienzas a sentir esa subcorriente de quietud de la que habla Tolle, para ejemplificar mejor este escenario que te propongo hagamos un ejercicio, visualiza un lugar en que sientas paz plena, donde se te olviden los problemas que tienes en este momento y pareciera en ese sitio que el tiempo se detiene, si lo tienes espera un poco, contempla…

     Te darás cuenta que aunque estas sentado frente a la computadora o viendo este blog en un teléfono, si lo hiciste con mucha atención todos los problemas se vieron desde otra perspectiva o simplemente fluiste con el momento mágico ese “Ahora mismo”.

     El psicólogo Mihalyi Csikszentmihalyi le coloco un nombre a esto que acabas de sentir se llama Fluir, lo ha definido “Como un estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa.”

     Lo que te propongo a partir de este momento que estás leyendo estas líneas es que en lugar de decir “Yo puedo con todo”, digas “Con que cosas deseo poder”, esta nueva frase cambiará radicalmente tu manera de ver el mundo, ya no deseamos ser súper héroes que pueden con todo y finalmente terminan cansados, molestos porque “Sin mi nada se hace bien en el trabajo” “Si yo no arreglo o limpio la casa nadie aquí lo hace bien”, son condicionantes paternalistas que no nos llevaran sino al sufrimiento, si en lugar de ello digo, “Te delego esta responsabilidad” o “Yo puedo hacer esto, me ayudarías en alguna cosa, por favor” todo el mundo disfrutará ayudándote o al menos tomarás conciencia de tu papel en este espacio.

     La madurez emocional no es una meta, es un camino que se construye con cada decisión diaria, no podemos hablar de “Soy maduro”, porque la totalidad de la madurez no la alcanzamos, en lugar de ello revisa todos los días en que cosas estas siendo maduro, para ello vamos a definir Madurez, según la psicología es: “ser capaz de aceptar la realidad de las personas y cosas tal cual son”.

Vamos a definir con ejemplos más precisos, si encuentras tu casa en la tarde toda desordenada y eres fanático del orden tienes la opción madura y la inmadura, la inmadura dirá “Yo no puedo llegar a esta casa sin que haya un desorden, yo que limpio tanto”, esta posición engloba dos ideas fundamentales, eres ordenado lo cual no tiene nada de malo, pero también estás jugando a ser la víctima de una persona que pareciera premeditadamente haber desordenado la casa para que cuando tu llegaras no tuvieras paz, allí está la inmadurez.

     Una persona madura, primero tiene que reconocer que el otro no es ordenado y aceptar esta realidad “Tal cual”, lo coloco entre comillas porque cuando aceptamos al otro tal cual es, extrañamente comienza a cambiar, si volvemos al ejemplo anterior nuestro acompañante en la casa sabe que eres ordenado, una persona madura establece un acuerdo “mínimo” para ordenar la casa y le coloco “mínimo” porque cualquier cosa sobre eso sería una imposición que no toma en cuenta la realidad del otro lo cual haría este acto inmaduro.

     Como vemos, la madurez es ponernos en lugar de los demás y manejarnos también en su realidad, sabiendo que no podemos ni debemos imponer arbitrariamente a los otros nuestros pareceres, comprendiendo que son NUESTROS pareceres nada más que eso.

    
     Continuando con el ejercicio si pudiéramos ser un poco desordenados un día, ¿No nos sentiríamos más libres?, si pudiéramos dejar nuestra obsesión por las cosas materiales y el dinero, ¿No nos sentiríamos más libres? Si pudiéramos ver nuestros problemas como una oportunidad para resolverlos en lugar de una seria amenaza a nuestro Ser, ¿No nos sentiríamos más libres?, ver las cosas que nos suceden desde otros puntos de vista es lo que nos permite ser Maduros.

     Reconocer que somos una parte de un sistema que funciona bien cuando comprendemos con amor infinito las acciones que toman los otros, sin juzgarlos y quizás (si así lo creemos) orientarlos hacia alternativas diferentes a las que esta persona cree son las mejores.

     Hagamos a partir de hoy solo nuestro papel en esta historia, fluyamos con lo que hacen los otros, dediquémonos a hacer nuestras labores con la entrega que merece, hagamos simplemente lo que nos corresponde y todo funcionará bien.

     Existe en el Zen una frase que cambió mi forma de ver el mundo “No importa cuál sea tu camino, todos nos conducirán a la misma cumbre de la montaña, lo importante es que cuando lleguemos arriba abrazarnos, enseñarnos el camino y bajar juntos a mostrar a otros los caminos para llegar a la cumbre”.

     En este momento de reflexión en que mágicamente estás leyéndome y conectándote un momento conmigo, te agradezco tu tiempo, agradezco que dediques unos minutos a leerme, te muestro un camino para ascender la montaña que es tu propio Ser, es tiempo de la madurez, aceptemos a los otros y a las cosas como son, es el paso inicial para que esto cambie, luego mostrar nuestros pareceres con humildad, con dedicación y amor infinito lograr hacer de este mundo o realidad un momento donde esa Subcorriente de quietud la sintamos todos “Ahora mismo”.
    
      
    

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